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Enfoque Internacional

El neo-fascismo, un fantasma que recorre a Europa?

Primera modificación:

La Liga en el gobierno de Italia. El Fidesz de Orban en Hungría. Partido de la Libertad (FPÖ) en Austria. Alternativa para Alemania (AfD) en el Bundestag. En la actualidad, la extrema derecha está presente en 17 parlamentos nacionales de la UE, en ocho de las diez mayores economías del bloque. En siete países ha entrado en el Ejecutivo o lo apoya desde fuera. En dos, gobierna en solitario.

Giogia Meloni, jefe del partido neo fascista Hermanos de Italia, junto a Steve Bannon, el explosivo líder de la ultraderecha estadounindense, en Roma el 22 de septiembre 2018.
Giogia Meloni, jefe del partido neo fascista Hermanos de Italia, junto a Steve Bannon, el explosivo líder de la ultraderecha estadounindense, en Roma el 22 de septiembre 2018. REUTERS/Alessandro Bianch
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"The Movement" "El Movimiento" es el nombre de la cruzada soberanista transnacional con la que Steve Bannon, el ex estratega de Donald Trump, pretende que las extremas derechas conquisten las instituciones europeas. Instalado en Roma y el Vaticano, el gurú de los supremacistas blancos y ultranacionalistas de EEUU cuenta ya con la adhesión de Matteo Salvini, viceprimer ministro y jefe de la Liga Norte de Italia, el presidente de Hungría, Viktor Orban y la francesa Marine Le Pen quien, hace un par de días, visitó al italiano Salvini para trazar la hoja de ruta de una "alternativa en Europa".

"Las próximas elecciones europeas serán la resurrección de la Europa de los pueblos", lanzó Salvini desde el palco del encuentro organizado por Hermanos de Italia, un partido postfascista que también abraza la corriente de Bannon.

Estamos siendo testigos imperturbables de un nuevo asenso del fascismo en Europa. Habrá qué renovar el concepto del fascismo y adaptarlo al contexto actual para poder asumir y contrarrestar el fenómeno?

La experta en sociología política María Luz Morán,es cautelosa con el término fascismo pero admite que la organización de las ultraderechas está en marcha y hace tiempo. "Ya desde mediados de los años 80 se comenzó a percibir un aumento de la desigualdad en Europa y, al mismo tiempo, una crítica a las élites poiliticas por no abordar  de manera clara y correcta esa desigualdad y, mas bien,  de manera mas o menos legal incumplir con el pacto social de la postguerra. En ese contexto, era de preveer que se colaran y tomaran fuerza las posturas de extrema derecha, concluye la analista.   

La mayoría de las extremas derechas que han accedido al poder en Europa lo han hecho a  través de alianzas con sectores conservadores, como en Austria y muy probablemente en Suecia, o amalgamas que se autodefinen como antisistema, el caso de Italia.  Con un discurso euroescéptico, anti inmigrantes e islamólogo, estas ultraderechas son definidas en la retórica política oficial  como fuerzas populistas de derecha.

Para el catedrático de historia y teoría política Eduardo Sánchez se trata de eufemismos con los que se camufla la versión del siglo XXI del fascismo de los años 1920 y 1930. “ Se dirigen a sectores populares, pensionados, pequeños empresarios, gente que incluso votaba históricamente a la izquierda… Y, frente a la crisis y el paro, articulan un discurso nacionalista, protector, de seguridad y defensa. Plantean vamos a defender el Estado de Bienestar pero para los nacionales”.

Según Sánchez, las nuevas fuerzas fascistas han cosntruido una retorica  muy eficaz especialmente para las poblaciones periféricas o de las zonas de declive industrial o demográfico. “Caracterizan muy bien al enemigo: las finanzas, es decir la Unión Europea y el euro que te dejan sin trabajo y, de otro lado, el inmigrante que viene y se queda con lo tuyo.  Y para  defenderse de la globalización plantean como alternativa un Estado fuerte con fronteras fuertes”.

A diferencia del fascismo del siglo pasado, las nuevas fuerzas de ultraderechas se han instalado en el poder sin recurrir a las armas y refrendadas en las urnas por un electorado que, de alguna manera, aplaude las bondades sociales del fascismo que reivindican algunos de sus líderes como Matteo Salvini para quien el “fascismo hizo cosas buenas en Italia”.

Con un discurso muy operático y concreto, explica Sánchez “estas nuevas fuerzas desligan el fascismo de sus consecuencias” describiéndolo como un idilio en el que “había empleo, obras públicas, seguridad, tranquilidad para la familia”. Para el analista lo más grave es que esta retórica de la extrema derecha sorprende in fraganti a los liberales como Macron defendiendo una globalización indefendible y a la izquierda con un discurso muy indeterminado y poca concreción.

La socióloga política Maria Luz Moran advierte que hay que estar alerta sobre esa suerte de revisionismo histórico que hace la extrema derecha sobre el fascismo. “Es cierto que teniendo en cuenta de donde venían  Italia, España y Portugal, algunas mejoras sociales pudo haber. Pero el fascismo, el franquismo, el salazarismo fueron absolutamente destructores de la vida social y cultural” Y destaca: “La extrema derecha no hace una crítica a los de arriba sino que apunta hacia el blanco más fácil: los pobres, los inmigrantes, los marginados. No propone un discurso revolucionario”.

 

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