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Enfoque Internacional

Las viudas, el otro rostro de la guerra en Irak

Primera modificación:

Una de las mayores consecuencias de las guerras que ha vivido Irak en los últimas décadas es el inmenso número de viudas. Una cifra que aumentó en los últimos años como consecuencia de la guerra que se libró contra el Estado Islámico. Muchas de estas mujeres han quedado a cargo de familias numerosas y serán un reto para el nuevo Parlamento.

En la ciudad de Kerbala, una mujer moldea una 'turba', símbolo chiita, con arcilla.
En la ciudad de Kerbala, una mujer moldea una 'turba', símbolo chiita, con arcilla. REUTERS/Alaa Al-Marjani
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Por nuestra enviada en Erbil, Catalina Gómez

Casi cuatro décadas de guerra, que se han seguido una tras otra en Irak, han dejado grandes consecuencias no solo en infraestructura o en número de muertos, sino también en la base social.

Una de cada once mujeres en Irak es viuda y, hasta 2014, se estimaba que el número de mujeres cabeza de hogar era alrededor de dos millones. Esta cifra se hizo mayor en los últimos años durante la lucha para derrocar a Daesh, que llegó a tener bajo su control el 30% del país.

Un gran número de viudas viven en extrema pobreza, muchas veces en campos de desplazados, marginalizadas tanto por un sistema patriarcal como por el  

Gobierno.  "Muchas de estas mujeres han sido desplazadas, y se pueden ver niños y niñas pidiendo en las calles", describe Hanna Edwards de la organización Al Amal. "Muchas otras han sido utilizadas como prostitutas o han sido abusadas sexualmente."

El Estado, pero especialmente la gran corrupción que se extiende dentro de las instituciones iraquíes, muchas veces hace imposible el acceso a las ayudas. Sólo una parte logra vencer las barreras burocráticas para recibir el beneficio económico que el Gobierno tiene destinado para ellas.

En muchos de los casos, esta ayuda es de alrededor de 240 dólares americanos bimensuales. Las más afortunadas reciben un subsidio mensual de 400 dólares. "Las otras mujeres no tienen ninguna clase de ingreso, cada vez que pedimos que ellas sean cubiertas por el Gobierno, siempre recibimos la respuesta de que no hay presupuesto para ello", lamenta Hanna Edwards.

El marido de Zeina Zaheb murió en 2013 después de pasar meses en prisión. Fue detenido en uno de los barrios de mayoría sunita y durante su captura sufrió un ataque al corazón. Como consecuencia, Zeina quedó a cargo de una familia de cuatro niños a la que no estaba preparada para cuidar. 

"Cuando él murió siempre estaba esperando la compasión de otros. Siempre había una parte de su familia que me controlaba, me interrogaba sobre lo que hacía con mi vida. Tenía que escuchar sus críticas y sus presiones todo el tiempo. Y si yo me resistía, ellos me castigaban", cuenta Zeina Zaheb, que se define a si misma como una mujer sin educación. 

Hoy ella puede considerarse exitosa en comparación con muchas otras mujeres con historias similares: se independizó de su familia política y mantiene a sus hijos.

Pero sacar adelante a sus niños es un reto difícil en barrios como estos, que han sido base en el pasado de grupos que defienden el extremismo. Zena pudo salir adelante gracias al apoyo de la organización Al Ansar Charity que, como muchas otras en Irak, se dedican a dar apoyo a estas mujeres y a sus hijos huérfanos, muchos de ellos traumatizados por años de guerra.

Eshraq Mohammad Saleh es la directora de este centro donde, además de actividades de apoyo a los huérfanos, se capacita a las madres para poder

sostenerse por si mismas. Explica que las viudas necesitan sobretodo dos cosas: "apoyo sicológico y apoyo financiero, y eso es lo que les damos aquí en la organización."

Se calcula que el número de huérfanos en Iraq supera los cinco millones de niños. El temor de las activistas es que si no reciben apoyo, pueden caer fácilmente a merced de ideologías o grupos violentos. Tal como ya ha sucedido en estos años donde muchos de estos jóvenes han enfilados organizaciones armadas de uno y otro bando. Sheina, otra viuda iraquí, cuenta que a ella nadie le ha ayudado con sus dos hijos desde que su esposo murió en una explosión cuando ella tenía 24 años: "Tengo mucho miedo por mi hijo, espero que Irak salga victorioso en estas guerras, pero es mi hijo y no quiero que pelee."

En su sede de campaña, la parlamentaria y candidata Shuruk Taufiq reconoce las tareas pendientes que tiene el Estado para ayudar a estas mujeres. "Estas leyes sobre niños y mujeres no han sido bien tratadas. No necesita sólo legislación sino una campaña social para destacar el papel de estas mujeres y el impacto de su situación en la próxima generación, porque es crucial para nosotros y el futuro de Irak", afirma Taufiq.

Activistas y políticas reconocen que a pesar de que hay algunos avances, todavía falta un largo camino para cambiar la mentalidad de la sociedad y la de sus líderes, para así poder dar mayor apoyo a las mujeres, las grandes víctimas de estas guerras.

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