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Oriente Medio

Una capital dividida: por qué el status de Jerusalén es tan polémico

El presidente de Donald Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, un movimiento político que para los expertos afecta la solución negociada del conflicto. France 24 analiza por qué el status de Jerusalén es un tema explosivo.

Vista de la ciudad vieja de Jerusalén, el 4 de diciembre de 2017.
Vista de la ciudad vieja de Jerusalén, el 4 de diciembre de 2017. ©EUTERS/Ronen Zvulun
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La ciudad es venerada por tres grandes religiones y es un centro de disputa política. Israel llama a Jerusalén su capital “eterna e indivisible”, mientras los palestinos reclaman el oriente de la ciudad como capital de su futuro Estado.

En la guerra de 1967, Israel capturó y se anexó la ciudad. Jerusalén es el tema más espinoso en el conflicto árabe-israelí, especialmente la Ciudad Antigua, hogar de los lugares más sagrados para las religiones.

Uno de esos lugares es una colina venerada por los judíos y los musulmanes. Para los judíos, el lugar se conoce como el monte del templo y es el sitio donde se encontraban sus templos miles de años atrás. Es considerado el punto más sagrado para el judaísmo. Hoy, también es la casa de la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para el islam.

La ciudad es además el lugar más importante para el cristianismo, incluye la Iglesia del Santo Sepulcro, donde para los fieles de esa religión Cristo fue crucificado y enterrado.

La partición de la ciudad después de la guerra

Un plan de las Naciones Unidas de 1947 dividió la Palestina ocupada por Gran Bretaña en tres entidades separadas: un Estado judío, un Estado árabe y un enclave separado que se componía de Jerusalén y los lugares sagrados que quedaban bajo el control de la ONU.

La propuesta fue aceptada por los líderes judíos, pero rechazada por los árabes.

Rabia en Cisjordania

Después de la salida de los británicos en 1948, los judíos declararon el Estado independiente de Israel. Esto llevo a una guerra con los palestinos y los Estados árabes vecinos. Al final del conflicto, el oriente de Jerusalén quedó en manos jordanas, mientras que el nuevo Estado judío estableció su capital al occidente de la ciudad.

Los dos lados quedaron divididos hasta la Guerra de los Seis Días en 1967. En esa guerra Israel ocupó la zona oriental. Declaró que la ciudad entera era su capital y en 1980 anexó Jerusalén oriental. Esto nunca fue reconocido por la comunidad internacional.

Jerusalén, una capital sin embajadas

Hasta entonces 13 países mantenían embajadas en Jerusalén: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, la Republica dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Holanda, Panamá, Uruguay y Venezuela. Todos estos países trasladaron sus embajadas a Tel Aviv.

La postura tradicional de Estados Unidos sobre la ciudad, era que el estatus de Jerusalén debía ser negociado por las dos partes. En 1995, el congreso americano aprobó una ley que establecía: “Jerusalén debe ser reconocida como la capital del Estado de Israel y la embajada de Estados Unidos debe ser establecida en Jerusalén antes del 31 de mayo de 1999”. Sin embargo, la implementación del mandato fue suspendida sucesivamente por los presidentes de ese país.

Trump dijo durante su campaña de elección que trasladaría la embajada de Tel Aviv a Jerusalén y la reconocería como capital de Israel. Él ha cumplido parcialmente esa propuesta, pero su anuncio de trasladar la embajada puede llevar años.

Decisión única de Estados Unidos 

La declaración de Trump tiene un significado simbólico y de enorme respaldo al Estado de Israel. La decisión, además, rompe la tradición de Washington de presentarse un garante neutral en el conflicto árabe-israelí.

El yerno de Trump y uno de sus más cercanos consejeros, Jared Kushner, ha tenido la tarea de buscar vías para un acuerdo de paz, que Trump designó “el trato final”. Pero los palestinos han dicho que cambiar el estatus de Jerusalén significaría acabar con los esfuerzos de paz.

La oposición internacional a la decisión viene creciendo. Incluso aliados clave de los estadounidenses rechazan la decisión. La Liga Árabe, la Unión Europea, Alemania y Francia pidieron al presidente Trump que no tomara acciones en Jerusalén. Temen por la precaria estabilidad de la región. Horas antes del anuncio de Trump, el Papa Francisco se unió al coro de líderes internacionales que pidieron que se respetará el estatus de Jerusalén. El llamado no fue atendido.

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