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Pakistán - Entrevista

Pakistán y la lucha contra la corrupción como arma política

El exministro de Petróleo Shahid Khaqan Abbasi fue nombrado este martes primer ministro en sustitución de Nawaz Sharif, destituido el viernes por la Corte Suprema por cargos de corrupción. Conversamos con Eva Borreguero, especialista en Asia meridional y Pakistán.

El ex ministro del petróleo y hombre de negocios Shahid Khaqan Abbasi en Islamabad, el 31 juillet 2017.
El ex ministro del petróleo y hombre de negocios Shahid Khaqan Abbasi en Islamabad, el 31 juillet 2017. REUTERS/Faisal Mahmood
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¿Cuál sería su lectura sobre la elección del nuevo primer ministro pakistaní, el hombre de negocios Shahid Khaqan Abbasi, tras la inhabilitación por corrupción de su predecesor Nawaz Sharif? Para muchos analistas es un cambio en la continuidad…

Efectivamente, de hecho se espera que el primer ministro Abbasi solo ocupe el cargo algunos meses, el tiempo necesario para que el hermano de Nawaz Sharif, Shahbaz Sharif, lo remplace en el cargo, la idea es que haya una continuidad en el gobierno y el gabinete, y que de algún modo el propio Nawaz Sharif desde la distancia conduzca las riendas de la nación.

Es decir que esta inhabilitación es solo un pequeño escollo…

El problema de la corrupción en Pakistán es que afecta a todos los estamentos, a todas las élites. El tema de fondo es que se está judicializando la política, y en muchos casos, utilizando los casos de corrupción -mediante demandas cruzadas de los partidos políticos- para inhabilitar al partido opositor. La documentación revelada por los 'Panamá Papers' señala la posesión de apartamentos de lujo en Londres, pero si se aplica la ley para controlar la corrupción al estamento político, muy pocos quedarían fuera, es algo muy generalizado. En Pakistán, menos de un 1% de la población paga correctamente sus impuestos, con un ratio entre ingresos e impuestos muy bajo dentro de Asia meridional.

Habría que ver qué razones de fondo hay más allá de la corrupción que es una cuestión grave que afecta a todos los estamentos de la sociedad. No solo el político, sino también el militar, que durante muchos años ha gobernado y controlado la gestión económica del país y que han sido investigados en muy pocas ocasiones.

De hecho, el ejército se ha legitimado a sí mismo como garante de la lucha contra la corrupción, el ejército ha acusado siempre a la clase política de corrupta e incapaz de gobernar.

Pero lo cierto es que el ejército tiene muchísimo poder económico, no solo por el alto presupuesto de defensa, sino porque también a través de una serie de golpes de estado ha gestionado el país y accedido a sus recursos económicos. Muchos mandos militares tienen un nivel de vida muy alto, son temas que se han investigado muy poco…. También habría que ver cómo esta posible instrumentalización puede afectar a las relaciones entre el ejército y el gobierno.

Vista desde fuera, la inhabilitación por corrupción, puede ser una buena noticia, ¿pero tal vez las cosas no son tan simples?

Efectivamente es una buena noticia, es la prueba de que hay un rendimiento de cuentas y los tribunales funcionan, pero creo que se está manipulando esta información. La corrupción afecta enormemente a Pakistán y muy pocos dirigente políticos se libran de ella, pero los políticos la están utilizando, se está judicializando la política.

Está bien que se denuncie, que salga la luz y se destaque, pero en ese caso debería tocar a todos los estamentos políticos, incluido los militares quienes conciben y votan leyes tributarias que tampoco aplican. Sin olvidar que es toda una cadena de intermediarios que incluye paraísos fiscales fuera del territorio y actores financieros, no solo pakistaníes que hacen la vista gorda.

¿Qué papel puede tener la comúnmente llamada ‘sociedad civil’ en este tema?

La sociedad civil es clave en la lucha contra la corrupción en todas partes del mundo, nos centramos en los dirigentes pero es un tema que toca a toda la sociedad a distintos niveles con mayor o menor grado de responsabilidad. Hay una economía sumergida donde no se pagan impuestos y se busca eludir responsabilidades. Es esencial que haya una conciencia social, en la base de la sociedad, que reivindique medidas de transparencia y el cumplimiento de las obligaciones.

En el caso de Pakistán, la sociedad civil es cada vez más activa pero todavía le quede un largo camino. Es muy activa sobre la discriminación por cuestiones de género, derechos de la mujer o las minorías religiosas, pero menos en el ámbito de la lucha contra corrupción. No ha habido aún una respuesta en ese sector, pero es de esperar que en la medida en que sean movimientos cada vez más fuertes, también se empoderen de estos temas.

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