El caso Benalla desata ‘guerra fría’ entre el Senado y la presidencia
El Senado y la presidencia están en confrontación abierta después de que la Cámara Alta transmitiera la víspera a la justicia los casos de tres responsables del Palacio del Elíseo vinculados al caso Benalla. El portavoz del mandatario Benjamin Griveau denunció un 'acto político bajo y moralmente grave'.
Primera modificación:
El conflicto entre el Palacio de Luxemburgo y el Palacio del Elíseo estalló ayer, cuando la Cámara Alta decidió transmitir a la justicia los casos del ex responsable de seguridad de Macron Alexander Benalla y su amigo Vincent Crase así como los de tres altos responsables de la presidencia: Alexis Kohler, secretario general de la presidencia, Patrick Strzoda, jefe de gabinete, y Lionel Lavergne, responsable de la seguridad del mandatario.
La justicia decidirá qué hacer con las "incoherencias" y las "contradicciones" que la comisión de investigaciones del senado detalló en un informe sobre el caso Benalla revelado el 20 de febrero pasado.
Los casos de Benalla, Crase y Strzoda fueron transmitidos por sospechas de "falso testimonio" ante una comisión del Senado, lo que puede ser sancionado con cinco años de prisión y 75.000 euros de multa.
Esta decisión fue acogida como una declaración de guerra por el oficialista partido La República en Marcha (LREM), fundado por Macron. Horas después, el primer ministro Edouard Philippe decidió no asistir a la tradicional sesión de preguntas-respuestas que tiene lugar cada semana en la Asamblea Nacional.
Esta manera de boicotear ostensiblemente esa tradicional cita republicana no ocurría desde hace por lo menos 20 años. Y no fue el único gesto de desaprobación de parte de un miembro del gobierno.
Richard Ferrand, presidente de la Asamblea Nacional y miembro también de LREM decidió no asistir a la conferencia en la que debía participar este viernes en Lille al lado de Gérard Larcher, presidente del Senado.
Senado, ¿tribunal político?
El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, denunció por su parte un acto "políticamente bajo y moralmente grave" de parte de lo que calificó como un "tribunal político".
El líder de los senadores del partido LREM, François Patriat, rechazó por su lado "la voluntad deliberada de unir a los socialistas y los Republicanos (derecha) para causar daño y vengarse de esta manera de una victoria (la de Macron) que nunca han aceptado".
Ante estas duras críticas, el presidente el Senado, Gérard Larcher, contestó: "Yo no estoy en guerra contra nadie. Ni contra el Elíseo ni contra nadie".
"No se trata en absoluto de una declaración de guerra", dijo en el mismo sentido el senador de la oposición François Grosdidier (Los Republicanos, derecha), miembro de la comisión de investigaciones del Senado. "Nosotros no fuimos los que pedimos a los colaboradores del Elíseo que dijeran mentiras. Al contrario, estábamos incluso incómodos".
Otro miembro de la comisión de investigaciones, el senador socialista Jean-Pierre Sueur se mostró extrañado de que el primer ministro boicoteara la sesión en la Asamblea Nacional "teniendo en cuenta lo que había expresado Philippe sobre la separación de poderes hace un tiempo".
"Constatar que el Senado no está bajo el yugo del poder debería ser motivo de regocijo para los ciudadanos", dijo en el mismo sentido el diputado socialista Patrick Kanner.
Luego del fracaso de la comisión de investigaciones sobre el caso Benalla en la Asamblea Nacional, el Senado no dejó pasar la oportunidad. Las audiencias por la televisión de esta comisión dirigidas por el senador Philippe Bas (Los Republicanos, derecha) tuvieron en cambio una gran audiencia y alimentaron este escándalo que ha perjudicado la imagen del presidente Macron
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