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Francia

¿Puede un rapero musulmán que cuestiona el laicismo tocar en el Bataclan?

El anuncio del concierto del rapero Médine en la sala parisina donde 90 personas fueron masacradas en un atentado yihadista ha despertado una fuerte controversia. Familiares de víctimas, políticos conservadores y de extrema derecha cuestionan la actuación del rapero musulmán, autor de temas como “Yihad” o “Laïk”, donde canta “crucifiquemos a los laicistas”.

Detalle de la portada del disco Jihad de Médine y del afiche del concierto programado en el Bataclan.
Detalle de la portada del disco Jihad de Médine y del afiche del concierto programado en el Bataclan. DR.
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En noviembre de este año se cumplirán tres años del atentado islamista en la sala Le Bataclan de París, en la que 90 jóvenes que asistían a un concierto de rock fueron masacrados por un comando del grupo Estado Islámico. Es por esas fechas y en este espacio que el rapero franco-argelino Médine Zaouiche, más conocido como Médine a secas, debe tocar ante una sala que ya agotado las localidades.

El anuncio del concierto ha dado lugar a una controversia a la luz de ciertas de sus canciones, sobre todo Yihad (2005) o “Laïk” (2015), donde canta “crucifiquemos a los laicistas como en el Gólgota”, o sus letras donde reza: “pongo fatuas [edictos religiosos islámicos, NDLR] sobre las cabezas de los tontos".

Las reacciones políticas no se hicieron esperar. Es un "sacrilegio para las víctimas, un deshonor para Francia", apuntó en Twitter Laurent Wauquiez, presidente del partido conservador de oposición Les Républicains (LR). Para el diputado LR Eric Ciotti, hay que prohibir el concierto porque es “un insulto insoportable para la memoria de las víctimas”.

"Ningún francés puede aceptar que este tipo vaya a airear sus sandeces en el lugar de la masacre del Bataclan. Ya basta de complacencia o lo que es peor, de incitación al fundamentalismo", cuestionó en la misma red social Marine Le Pen, presidente del extremista Agrupación Nacional (exFrente Nacional).

Por su parte, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, estimó que “quizás Médine podría preguntarse si su presencia en un lugar que se ha vuelto tan altamente simbólico no justificaría que tome cierta distancia” con respeto a sus canciones.

La polémica llegó hasta el primer ministro francés, Édouard Philippe, quien este martes trató de zanjar la polémica llamando a respetar la “libertad de expresión”.

“La ley, en lo que se refiere a un concierto (…) es muy simple: sólo permite prohibir cuando la programación perturbe de manera manifiesta el orden público” o en caso de “incitación al odio racial”, recordó Philippe en el Senado.

Asociaciones de víctimas divididas

Las asociaciones de víctimas están divididas entre los temores a ser instrumentalizadas políticamente y la emoción que genera entre los supervivientes y los familiares de los muertos.

Life for Paris, agrupación de víctimas de los ataques, expresó que el Bataclan "también fue víctima de los atentados y es completamente libre en su programación”, y recalcó que "no dejará a nadie instrumentalizar la memoria de las víctimas de los atentados con fines políticos, como en este caso".

Philippe Duperron, presidente de la asociación “13 once 15”, dijo a la revista Inrocks que se había “acercado a la dirección de la programación del Bataclan, no para pedir firmemente la cancelación de los conciertos, sino para transmitirles nuestra emoción”. Para Duperron, que también busca evitar “la instrumentalización sistemática de las víctimas con fines políticos”, existió en la decisión de programar al rapero “como mínimo una torpeza”.

Mucho más lejos fue Samia Maktouf, abogada de una veintena de víctimas, que escribió a la Prefectura de París para obtener la “prohibición de los conciertos de Médine por riesgo de perturbación del orden público, así como por ser un ataque a la memoria de las víctimas, al respeto por los supervivientes y al derechos de las familias de los difuntos”.

En cuanto al propio rapero, reaccionó en un comunicado afirmando que la extrema derecha busca “dictar la programación de nuestras salas de concierto” y “más generalmente limitar nuestra libertad de expresión”, al tiempo que volvió a condenar “los abyectos atentado del 13 de noviembre de 2015”. Además admitió que cuando cantó “crucifiquemos a los laicistas” había tenido, a posteriori, “la sensación de haber ido demasiado lejos”.

Pero no todos los detractores de Médine buscan la prohibición del concierto. Para la asociación laicista Printemps Républicain esta decisión “regalaría una formidable ocasión a este rapero de erigirse como víctima de la censura”.

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