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El pasado 22 de septiembre el presidente francés Emmanuel Macron firmó ante las cámaras, la polémica reforma laboral anunciada durante su campaña. Reforma para flexibilizar el sector y prioridad de su gobierno, gracias a la cual espera disminuir el desempleo que según cifras oficiales es de 9,6%, casi el doble de su vecino alemán. 

22 septembre 2017, Emmanuel Macron firma los decretos sobre la reforma del código laboral
22 septembre 2017, Emmanuel Macron firma los decretos sobre la reforma del código laboral REUTERS/Philippe Wojazer
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Emmanuel Macron no ha perdido tiempo una vez instalado en mayo pasado en el palacio del Elíseo. En prácticamente cuatro meses, incluida la pausa estival, el nuevo presidente logró concretar una reforma reclamada por muchos sectores, cuestionada por otros. El sector empresarial aplaude, como explica a RFI Bertrand Lorin, patrón de una pequeña empresa, quien estima que la reforma decidida por el gobierno abre nuevas perspectivas a empresas como la suya.

 

Crecer, dinamizar la empresa, esa parece ser la consigna gubernamental, pero no todos comparten esa visión. André Fadda dirigente nacional de la CGT, uno de los principales sindicatos, explicó a RFI que se trata de una regresión social, tal como ya ha ocurrido en otros países europeos. Citando el hecho de que las nuevas disposiciones privilegian los acuerdos internos en detrimento de los tradicionales acuerdos sectoriales. Calificados de verdadero cerrojo por los empresarios, que en el nuevo marco legal se muestran dispuestos a contratar nuevos trabajadores. Los sindicalistas que se oponen estiman que es la puerta abierta a la precarización.

 

Si bien como escribía un cotidiano francés: "no es el número de páginas del código del trabajo el que determina la alta tasa de desempleo, es verdad que contribuye". En otras palabras, un acumulación y superposición excesiva de textos que de por sí sola, justifica una actualización. El desafío es cómo adaptar un código laboral nacido al calor de las luchas sindicales del siglo pasado -en la siderurgia y las minas de carbón- para ponerlo en sintonía con las exigencias del mundo laboral del siglo XXI, pero sin sacrificar a los trabajadores, y capaz de genera empleo y bienestar a las generaciones futuras. Esa es la visión y la apuesta de Emmanuel Macron, pero que no todos los franceses comparten.

 

Entrevistados : Bertrand Lorin pequeño empresario, André Fadda dirigente nacional de la CGT, uno de los principales sindicatos, Raymond Torres, profesor asociado del Instituto de empresa y director de estudios en laFundación Funcas, Think Thank de Madrid, Thomas Coutrot economista miembro de Attac 'Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y Acción Ciudadana'

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