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España

¿Necesita España una Constitución redactada en ‘lenguaje inclusivo’?

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres se está dando también con fuerza en los dominios del lenguaje, lo que generó una nueva polémica en este país con la Real Academia Española (RAE), como protagonista involuntaria.

La semana pasada, la vicepresidenta del gobierno español, Carmen Calvo, encargó a la RAE un informe sobre la adecuación de la Constitución española a un lenguaje inclusivo.
La semana pasada, la vicepresidenta del gobierno español, Carmen Calvo, encargó a la RAE un informe sobre la adecuación de la Constitución española a un lenguaje inclusivo. Fuente: Reuters.
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Por Luis Méndez, corresponsal de RFI en Madrid

El debate está servido entre las feministas más aguerridas, que piensan que hay que acabar con un lenguaje que consideran discriminatorio y sexista, y quienes alegan que no se puede cambiar la gramática por decreto, en función de las señas de identidad de determinado colectivo.

El debate surgió después de que la Vicepresidenta del Gobierno socialista y Ministra de Igualdad, Carmen Calvo, solicitara un informe a la RAE a fin de incorporar a la Constitución española un lenguaje más inclusivo, lo que despertó el recelo de algunos académicos, entre ellos el escritor Arturo Pérez-Reverte que se ha mostrado siempre crítico con la versión más radical del feminismo y que amenazó con abandonar la institución si ésta se prestaba a modificar el texto de la Carta Magna.

La RAE ya precisó que no puede negarse a elaborar el informe pedido por el Gobierno de Pedro Sánchez, pero no oculta el malestar que le causan algunas demandas feministas que en su opinión pretenden revolucionar el lenguaje anteponiendo los criterios de género.

"El problema está en confundir la gramática con el machismo", alertó en una reciente entrevista con diario El País el director de la RAE, Darío Villanueva, dejando entrever la complejidad del tema.

A pesar de las advertencias académicas, el lenguaje inclusivo se ha ido abriendo paso en España en los últimos años, sobre todo en los sectores progresistas, para generar formas de expresión más neutrales que abarcan desde el desdoblamiento femenino de ciertos términos hasta soluciones menos tajantes, como la de usar "profesorado" en lugar de "todos los profesores".

Es ya una regla generalizada en España que políticos y líderes de izquierdas utilicen los sufijos masculino y femenino en sus intervenciones en aquellos casos en los que el concepto puede ser considerado excluyente. Ciudadanos y ciudadanas, trabajadores y trabajadoras, madrileños y madrileñas, son fórmulas que se manejan sistemáticamente para evitar susceptibilidades.

Sin embargo, no todos los políticos apuestan por el lenguaje inclusivo. La derecha del Partido Popular (PP), y el centroderechista Ciudadanos (Cs), suelen preferir el lenguaje convencional en sus alocuciones y se desmarcan del feminismo más combativo que consideran extremista y disgregador.

Por el contrario, la izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE y el antiliberal Unidos Podemos, junto a sindicatos y organizaciones civiles, apuestan por aplicar el lenguaje igualitario en sus discursos y en ciertos casos utilizan solo el femenino como genérico, incluso cuando es un hombre el que comparece.

Miembras y portavozas

Ciertamente el exceso de correctismo ha provocado en ocasiones algún que otro estrago gramatical, como cuando una política española empleó el término "miembras" para distinguir a las mujeres que integran la Cámara legislativa, y otra parlamentaria acuñó para sí misma y sus compañeras el nombre de "portavozas" con tal de diferenciarse de los portavoces, lo que provocó la perplejidad más allá del ámbito académico, así como una riada de memes en las redes sociales.

“Las lenguas se rigen por un principio de economía; el uso sistemático de los dobletes, como miembro y miembra, acaba destruyendo esa esencia económica. Las falsas soluciones, como las que proponen poner en lugar del ‘o’ y el ‘a’, el ‘e’, me parecen absurdas, ridículas y totalmente inoperativas”, subraya el director de la RAE.

Hasta ahora el feminismo español está ganando casi todas las batallas de género que ha emprendido, incluida la aceptación de neologismos que se consideran extravagantes y que salieron adelante a pesar de la opinión de los expertos sobre el error que supone forzar el lenguaje en busca de una equidad a ultranza.

Con el encargo de la Ministra socialista de revisar el texto Constitucional, la RAE encara el desafío de encontrar el muy difícil equilibrio entre el lenguaje inclusivo y las leyes más elementales de la gramática, sin que ninguna de las partes se sienta defraudada.

En España el feminismo cuenta con una gran influencia a nivel social, como lo demuestran las masivas manifestaciones que han tenido lugar en defensa de la igualdad de derechos en un país especialmente afectado por la violencia machista que, en los últimos diez años, se ha cobrado la vida de más de 700 mujeres, según cifras oficiales.

Estas dramáticas estadísticas otorgan un potencial mayor si cabe al movimiento feminista español que, no obstante, tiene sensibilidades muy distintas a la hora de abordar los problemas que aquejan a las mujeres.

El hecho de que en el actual Gabinete de Pedro Sánchez el número de mujeres Ministras (11), supere ampliamente al de los hombres Ministros (6), simboliza el arraigo del pensamiento feminista en la izquierda española, el cual fue especialmente promovido por el exmandatario José Luis Rodríguez Zapatero, pionero de los Gobiernos paritarios y creador en 2008 de un Ministerio de Igualdad que apenas aguantó dos años en pie y que acaba de ser resucitado por el Presidente socialista.

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