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El 29 de marzo el Reino Unido inició el proceso de separación de la Unión Europea, un camino sin retorno. Las negociaciones entre Londres y los otros 27 estados miembros de la Unión deberán en principio concluir en dos años. Cualquiera sea el plazo que dure el proceso de divorcio una cosa es segura, será un camino largo y sinuoso.

La bandera de la Unión Europea y el Big Ben de Londres
La bandera de la Unión Europea y el Big Ben de Londres Reuters
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El mensaje de la Primera ministro británica Theresa May delante de la Cámara de los Lores el 29 de marzo fue preciso. Además de reclamar la unidad de los británicos habló de obtener una negociación que sea clara, de la que salga una Gran Bretaña más fuerte, más justa y con mayor presencia en el plano mundial. En cualquier caso los analistas estiman que las negociaciones no podrán concluirse en apenas dos años como se preve en la actualidad.

La complejidad del proceso de separación es un verdadero rompecabezas. Un dato permite tener una idea de la magnitud del desafío. Londres deberá convertir en leyes nacionales las leyes europeas en vigor que integró en su jurisdicción en los pasados 40 años, es decir alrededor de 19 000 leyes europeas.

Otro tema neurálgico será la situación de los más de 3 millones de europeos que actualmente viven en el Reino Unido --entre ellos unos 800 mil polacos-- y los más de un millón de británicos que residen en los 27 estados de la Unión Europea. Durante la reunión que sostuvieron los 27 tras conocerse la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa que activa el inicio del proceso de separación entre Londres y sus vecinos, Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, precisó que la primera prioridad de Bruselas será defender la suerte de los ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido.

Parte central de la discusión que tensa ya las negociaciones se refiere a la llamada factura que Londres debería pagar a sus vecinos. El Reino Unido aporta 11 mil millones más de euros que lo que recibe de la Unión Europea, es decir es un contribuyente neto. Pero Londres debe a la Unión los aportes que se comprometió a pagar para el período 2014-2020 que sirven para financiar los fondos estructurales y de cohesión de la Unión. El periódico Financial Times avanza una cifra de 60 mil millones de euros que Bruselas no confirma, pero Londres no niega.

Entre los elementos más espinosos que esperan sobre la mesa de negociaciones están el fiscal y el financiero. Antes de activar el proceso de separación, Londres amenazó con reducir sensiblemente la tasa impositiva que pagan las empresas instaladas en su territorio a fin de evitar su salida. El espectro de un dumping fiscal planea sobre estas negociaciones.

Otro elemento mayor es saber qué papel que jugará la City de Londres una vez concluida la negociación. El Reino Unido es el segundo mayor exportador y el quinto mayor importador de servicios en el mundo...claro, incluidos los servicios financieros

Frente al objetivo del gobierno británico de cerrar las puertas de su territorio a la libre circulación de personas, Bruselas ha advertido que durante el período de transición que se ha abierto, si Londres quiere mantener algunas ventajas haciendo parte del mercado común, deberá respetar 4 libertadaes, a saber : de circulación de personas, de bienes, de servicios y de capital.

La economía británica se porta por el momento bien. Creció 2% el año pasado, sostenida por un aumento del consumo privado interno y la baja de la libra esterlina que favoreció sus exportaciones. Pero ese escenario podría cambiar rápidamente. Los 27 estados de la Unión se encontrarán el 29 de abril para aprobar el plan de negociación del Brexit. El inicio concreto de las negociaciones será a finales de mayo. Bruselas quiere controlar el reloj de las negociaciones, unas negociaciones sin precedente.

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