Francisco da el primer paso hacia la reforma de la Iglesia
Un mes después de su elección, el Papa Francisco tomó su primera decisión para encarar la esperada reforma de la Iglesia. Nombró un grupo de ocho cardenales para asesorarlo, encabezados por el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, conocido por sus posiciones a favor de una renovación del gobierno central del Vaticano. Se espera aún la designación del Secretario de Estado, el "primer ministro" del Papa.
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El primer Papa latinoamericano, de quien se espera que recupere la autoridad perdida por la Iglesia, pasó a la acción con la designación, este sábado, de un grupo de ocho cardenales que deberán ayudarlo en la esperada reforma de una iglesia sacudida por los escándalos de corrupción e intrigas. Los ocho cardenales tendrán la tarea de "asesorarle en el gobierno de la Iglesia" y estudiar un proyecto de reforma de la Constitución sobre la Curia Romana, anunció este sábado el Vaticano.
De los nombres de los ocho cardenales se desprende que la apuesta de Francisco es fuerte. El grupo estará dirigido por el hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, conocido por sus posiciones a favor de una renovación del gobierno central de la Iglesia.
Fue designado también el estadounidense Sean Patrick O'Malley, arzobispo de Boston, fraile capuchino abiertamente contrario a los juegos de poder en el Vaticano. Fue él quien recuperó la imagen dramática de Boston debido al escándalo por abusos sexuales.
Figuran también el chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago, con experiencia en los engranajes vaticanos; el italiano Giuseppe Bertello, un hábil diplomático, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano,
el indio Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, el congoleño Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, y el australiano George Pell, arzobispo de Sídney.
Con ellos, Francisco –agrega el comunicado- debatirá y decidirá los cambios necesarios, una forma de gobierno colegial nuevo, según el modelo de los jesuitas, promovido también por el Concilio Vaticano II, que pedía una mayor democratización de la Iglesia.
No se descarta que el Papa argentino termine por reducir los “ministerios” y se anime a prescindir del controvertido Banco del Vaticano, acusado de blanqueo de dinero, y lo convierta en una entidad ética, dedicada al microcrédito, como exigen amplios sectores católicos.
De todas maneras, el momento crucial para esos cambios será cuando designe al nuevo Secretario de Estado, la mano derecha del pontífice, que por tradición maneja los asuntos más complejos del papado.
Los ocho cardenales iniciarán su primera reunión en octubre.
(Con AFP)
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