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El mundo laboral no escapa a los efectos sumados de la digitalización y el envejecimiento de la población. Los acelerados progresos tecnológicos, sumados a una mayor esperanza de vida, ya han cambiado las reglas del juego y sus efectos serán aún mayores en los próximos años. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE, acaba de publicar un informe sobre el tema.

Trabajadores en un gasoducto en Lubmin, nordeste de Alemania, marzo 2019.
Trabajadores en un gasoducto en Lubmin, nordeste de Alemania, marzo 2019. ©Tobias SCHWARZ/AFP
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Según una idea bastante difundida, en un futuro muy cercano, esencialmente por culpa de los robots, se acabará el trabajo; hipótesis que para los expertos solo es una caricatura. Si bien se trata de un cambio radical del paradigma laboral, asistimos más bien una transformación, que podría incluso convertirse en oportunidad, a condición de preparar una transición que ya se halla en curso.

Paolo Falco OCDE
Paolo Falco OCDE © OCDE

Paolo Falco, economista del mercado laboral de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE, resume para RFI:

"El gran tema que se desprende de este informe es la desigualdad: la diferencia entre trabajadores contractuales y precarios, es una de las diferencias que más nos preocupa y que toca diferentes aspectos. Los precarios tienen menos acceso a la formación, a la seguridad social, a los derechos de la negociación colectiva de los sindicatos. Es necesario evitar esas brechas, ese es el mayor desafío en el futuro del trabajo. Si no lo hacemos, como sucede en algunos casos, veremos países cada vez más divididos entre los que ganan y los que pierden. Si el grupo de los perdedores sigue creciendo, la sostenibilidad de las sociedades en que vivimos será mucho más difícil."

40% de los empleos creados entre 2005 y 2016 han sido en los sectores donde la digitalización ocupa un lugar importante, 60% de los trabajadores altamente calificados reciben formación, contra solo un 20% de los trabajadores poco calificados, son algunos indicadores que deberían orientar una reflexión sobre el tema.

Otro aspecto que destaca el informe son las tasas de sindicalización que han caído sensiblemente en los países industrializados, por ejemplo en Alemania de 35% en 1985 a 17% en 2016, disminuyendo así su capacidad de negociación. En momentos en que esta es más necesaria que nunca, para afrontar de la mejor manera los nuevos retos.

La desregulación del mercado laboral ha traído como consecuencia una división creciente entre los trabajadores integrados al sistema que contribuyen y benefician de los mecanismos de protección social, incluida la formación, y un sector creciente de trabajadores precarios excluido del sistema y que prácticamente no beneficia de garantías.

Entrevistado: Paolo Falco economista del mercado laboral de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE.

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