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El salón del automóvil de Fráncfort, es el mejor termómetro para medir la temperatura de un sector industrial, capital para la economía mundial y que estos últimos meses se ha visto sacudido por el escándalo de los motores trucados. Un sector determinante, no solo por su peso económico, y que hoy se prepara para vivir una revolución tecnológica.

La canciller Angela Merkel inagura el Salón del Automóvil de Francfort, 14 septiembre  2017.
La canciller Angela Merkel inagura el Salón del Automóvil de Francfort, 14 septiembre 2017. REUTERS/Kai Pfaffenbach
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Institución en Alemania y cita bianual en alternancia con Francia, el salón del automóvil que tiene lugar en septiembre en Fráncfort desde 1951, reúne más de un millón de visitantes y a los principales constructores mundiales. Una buena oportunidad para dar una ojeada a un sector industrial que desde hace unos años experimenta cambios revolucionarios; aunque algunos analistas estiman que, a la luz de las ventas de vehículos eléctricos, las cosas no serán tan rápidas.

Como sucede durante la Feria de Fráncfort, la lluvia de comunicados ha sido intensa, entre ellos destaca el anuncio del vice ministro chino de Industria, afirmando que su país pondrá fin a la fabricación de automóviles diésel o con motores a gasolina, aunque sin dar una fecha.

Si bien el futuro está a las puerta y el reciente escándalo de los motores diésel trucados de Volkswagen ha erosionado durablemente la imagen de ese tipo de motorización, es un futuro que por el momento no tiene fecha.
Mientras el Reino Unido y Francia han decidido poner término a la motorización diésel y gasolina en 2040, la decisión de China -si es llevada a la práctica- tendría un impacto mucho mayor dado el peso de su mercado e importancia del parque automotriz. La revolución que se avecina, transformará radicalmente los vehículos y la forma de conducirlos convirtiendo por ejemplo, al conductor en pasajero.

Los poderes públicos, en especial de las grandes economías, pueden acelerar el agregando a sus discursos acciones concretas como aumentar los incentivos fiscales. Según los especialista el verdadero indicador de que hemos entrado en una nueva era, vendrá de los consumidores, cuando estos expresen una marcada preferencia por los automóviles de la nueva generación.

Por el momento los coches eléctricos son una flagrante minoría, excepto talvez en Noruega, donde las autoridades han optado por prohibir la venta de vehículos propulsados por combustibles fósiles a partir de 2025 en el marco de un cambio total de su política energética.

Entrevistados: Adolfo Randulfe, director de comunicación de la Asociación Española de fabricantes de automóviles y camiones.

Mike Rosenberg, profesor de estrategia y management en la IESE Business School de la Universidad de Navarra,

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