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Enfoque Internacional

Peruanos de Tumbes oscilan entre solidaridad y xenofobia ante los venezolanos

Primera modificación:

La crisis humanitaria venezolana impacta a varios países vecinos como Perú donde viven cerca de medio millón de venezolanos. ¿Cómo viven los peruanos esta oleada migratoria en la región de Tumbes, fronteriza con Ecuador?Un reportaje de nuestro enviado especial Raphael Morán.

En Tumbes, Perú, un migrante venezolano muestra su solicitud de asilo.
En Tumbes, Perú, un migrante venezolano muestra su solicitud de asilo. CRIS BOURONCLE / AFP
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La noche ha caído en el puesto fronterizo de Tumbes en el norte de Perú, en la frontera con Ecuador. Pese a la hora tardía, grupos de venezolanos siguen llegando en buses procedentes del vecino país, arrastrando sus maletas.

Para muchos venezolanos que huyen de la crisis económica en su país, el primer trámite obligatorio antes de ingresar a Perú consiste en recibir varias vacunas. En la carpa de vacunación, el defensor del pueblo de Tumbes, Abel Chiroque, constata que las dosis se agotan: “La decisión se dio hace 15 días por un brote de sarampión y rubeola, y se exigió que todas las personas migrantes que ingresaran a Perú debían tener sus vacunas. No se esperaba este flujo y se advirtió de que faltaba la vacuna para la influenza. El stock a nivel nacional ya se ha terminado”.

Una vez que reciben estas vacunas, los migrantes venezolanos esperan en una larga cola para el sello de los pasaportes. Los que, como Keidy Romero, no cuentan con este documento casi imposible de obtener en Venezuela debido a la escasez de papel, piden el refugio. En su caso, lo pide por “la crisis humanitaria en Venezuela, la mayoría estamos migrando por esto”.

La mayoría de los venezolanos se dirigen hacia la capital peruana donde muchos acaban vendiendo dulces en el semáforo y en los buses urbanos. A los que no les alcanza el dinero para viajar hasta Lima se quedan en Tumbes, ciudad fronteriza con Ecuador, y que fue totalmente desbordada por el ingreso de 300.000 venezolanos en los últimos meses.

A pocos meses de terminar su mandato de alcalde, Manuel de Lama, edil de Tumbes, presentó su balance en materia de seguridad en esta región aquejada por el narcotráfico, la trata de personas y la delincuencia. A esta situación compleja, se suma el reto migratorio. Cientos de venezolanos se instalaron en la región, causando a veces el rechazo de la población local.

La presidenta de la junta vecinal explica que según ella, “han venido acá a buscar mejor vida, pero no saben respetar a la gente de acá”, y añade que hacen escándalo y se prostituyen en la calle.

Hasta ahora, la política del gobierno peruano ha sido de apertura hacia la migración venezolana. Perú entrega un permiso temporal de permanencia que permite a los venezolanos trabajar legalmente. Una política que respalda el alcalde de Tumbes, Manuel de Lama: “Es un tema migratorio por necesidad, y afecta la economía de nuestra ciudad. Dentro de estos profesionales han venido contadores, administradores, y una serie de profesionales que han ayudado a mejorar la economía de nuestra ciudad. Yo creo que no todo es malo”, comenta.

Ante el reto económico y cultural que representa la llegada de una diáspora venezolana a un país que nunca recibió a tantos migrantes, Perú oscila entre la solidaridad y la xenofobia. La implicación de ciudadanos venezolanos en hechos de delincuencia siempre aparece en portada de las noticias. Mientras que algunos políticos, como el aspirante a la alcaldía de Lima Ricardo Belmont, ha hecho del discurso antiinmigrantes, un argumento de campaña.

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