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UE/Canadá

Firma del polémico acuerdo comercial "CETA"

La UE y Canadá firmaron este domingo, en Bruselas, un espacio de libre comercio trasatlántico de 550 millones de habitantes, luego de arduas negociaciones de última hora con Bélgica que anuncian un difícil camino para la implantación del más ambicioso acuerdo comercial con Estados Unidos, el TTIP.

El Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, momentos antes de la firma del acuerdo comercial entre la UE y Canadá. Bruselas, 30 de octubre de 2016.
El Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, momentos antes de la firma del acuerdo comercial entre la UE y Canadá. Bruselas, 30 de octubre de 2016. ®REUTERS/Eric Vidal
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Tras siete años de negociaciones, la ceremonia oficial de firma del Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG), más conocido como CETA por sus siglas en inglés, quedó finalmente sellado en Bruselas, si bien se retrasó hora y media por problemas técnicos en el avión del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

"¡Excelente noticia, deseando estar allí!", dijo el viernes por la noche Trudeau, al conocer que la UE consiguió el necesario visto bueno de los 28 países del bloque, por lo que la cumbre prevista la víspera tendría lugar finalmente sólo tres días después.

Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, celebraba en Twitter con un "¡Misión cumplida!" que Bélgica diese su visto bueno finalmente a este acuerdo comercial, al término de unas maratónicas negociaciones, especialmente con la región belga de Valonia que reclamaba más garantías frente a las multinacionales.

Los europeos temían que el no poder firmar el acuerdo con Canadá afectara a su credibilidad en la escena internacional, abriendo una nueva crisis en un bloque debilitado desde la crisis financiera de 2008, así como por los atentados yihadistas, la crisis migratoria y la voluntad de Reino Unido de abandonar la UE.

"Si la UE no puede cerrar un acuerdo con un país tan próximo como Canadá, ¿con quién podría hacerlo?", repetían como un mantra tanto los líderes europeos como los responsables canadienses, aumentando la presión sobre Bélgica para que lograra dar su aprobación.

Este último episodio de presiones y ultimátums velados ha sacado, sin embargo, a relucir varias de las limitaciones europeas que siembran dudas sobre su capacidad para negociar su divorcio con Reino Unido y para cerrar los acuerdos comerciales discutidos actualmente con Estados Unidos, Japón o los países del Mercosur.

'Pavimentar el camino'

Tras la firma este domingo, y su ratificación por parte de los parlamentos europeo y canadiense, este tratado comercial, que prevé la supresión de los aranceles para la práctica totalidad de los productos, entrará en vigor de manera provisional y parcial a la espera de un complejo proceso de ratificación por los 28 que puede llevar años.
Fuera de la aplicación provisional quedaría el controvertido mecanismo de resolución de litigios entre los Estados y las multinacionales, que pueden denunciarlos si estiman alguna de sus políticas contraria a sus intereses comerciales.

El presidente de la región belga de Valonia, Paul Magnette, exigía más garantías en este punto a las instituciones europeas para levantar su veto al CETA, lo que le valía el respaldo de las oenegés y partidos contrarios a este acuerdo comercial.

Aunque los belgas habrían obtenido del ejecutivo europeo y del Consejo que los jueces de este tribunal de arbitraje sean nombrados por los Estados para evitar eventuales vínculos con los "ambientes de negocios", varias regiones advirtieron que no piensan ratificarlo si el mecanismo final no disipa sus temores.

Los partidarios de este acuerdo comercial consideran que impulsará el crecimiento económico y la creación de empleos, y posee "el potencial de pavimentar el camino hacia otros acuerdos comerciales", en palabras del primer ministro eslovaco, Robert Fico.

Sus opositores lo consideran, en cambio, como el 'caballo de Troya' del impopular acuerdo con Estados Unidos, que la UE quería cerrar durante el mandato del presidente estadounidense, Barack Obama, aunque reconoció que ya no podrá ser por el difícil avance de las negociaciones.

"Ya podemos sacar una lección: Con el CETA mejorado, el TTIP está muerto y enterrado", advirtió Magnette el viernes, lo que hace presagiar otro duro camino para este tratado comercial con la primera potencia económica mundial.

Con la AFP/Toni CERDÀ

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