'La sociedad colombiana no está bien preparada', estima exguerrillera

Tras la firma de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano, uno de los retos será la desmovilización de los miles de guerrilleros. RFI entrevistó a una exguerrillera de 28 años, Milena.

Un miembro de las FARC en la Cordillera Oriental, Colombia. Reuters/John Vizcaino

No es la primera vez que la sociedad colombiana debe asumir este desafío. Con los procesos de desmovilización anteriores y las deserciones de los grupos armados, la Agencia Colombiana para la Reintegración calcula que casi 58 mil personas se desmovilizaron desde 2003 a la fecha. Entre ellos, casi la mitad son exparamilitares, y el 42% son exguerrilleros y guerrilleras.

RFI conversó con una joven de 28 años que terminó los seis años del programa de reintegración que propone el gobierno. Ahora Milena, como se hace llamar para permanecer en el anonimato, estudia derecho y tiene un hijo.

Milena ingresó a las FARC con 13 años. Vivía en una zona desmilitarizada y abandonada por el Estado: “Veía que andaban en buenos carros, con buenos uniformes, armados, y eso les daba poder, y posiblemente yo, al llegar allá, iba a tener también ese estatus”.

“Estuve ocho años. Deserté porque había durado bastante tiempo, extrañaba muchísimo a mi familia”, cuenta. Cuando uno ingresa, no sabe cuándo se irá.

Allí trabajó como locutora en la emisora del Frente 48 en el Putumayo. Recuerda haber tenido problemas por dar demasiadas indicaciones al aire, pero también afirma que compartir estos momentos con las personas que estuvieron viviendo tantos años con ella fue una “muy bonita” experiencia.

Una de las partes más difíciles para un excombatiente es adaptarse a una vida diferente, a una sociedad donde hay que cumplir ciertas reglas. Según Milena, “la sociedad colombiana no está bien preparada como para recibir a esa gran cantidad de personas que vienen a reincorporarse a la vida civil”.

Una sociedad donde uno puede ser rechazado por haber pertenecido a las FARC, como le pasó a ella: “En algún momento un jefe supo que yo había pertenecido a las FARC y me dijo ‘No me interesa trabajar con usted, la guerrilla secuestró a mi abuelo y no la puedo tener dentro de mi empresa’”.

El próximo 2 de octubre, votará por el Sí.