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Noticias de América

El ‘Sí’ más grande del mundo

Primera modificación:

Bogotá, París, Londres, Madrid, Berlín, Nueva York, Buenos Aires, Caracas, México DF, Curitiba, Montreal, Ginebra, Atlanta… Una treintena de ciudades lanzaron en coro, este domingo 25 de septiembre, un gran “Sí” por la construcción de una Colombia en paz y la oportunidad de vivir sin la guerra que por décadas la desangra.

'Sí' a la paz colombiana, en el atrio de los Derechos Humanos de la Plaza del Trocadéro, este 25 de septiembre de 2016.
'Sí' a la paz colombiana, en el atrio de los Derechos Humanos de la Plaza del Trocadéro, este 25 de septiembre de 2016. Conchita Penilla
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En el atrio de los Derechos Humanos de la emblemática Plaza del Trocadéro, un centenar de colombianos residentes en la capital francesa se unieron a este llamado planetario a que sus compatriotas aprueben en el plebiscito del 2 de octubre los acuerdos de paz firmados entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, y cuya firma oficial será este lunes 26 de septiembre en la ciudad de Cartagena de Indias.

Vinieron cargados de toda la inventiva y la alegría que les suscita la posibilidad de que su país camine hacia la paz. Pero el miedo a que se imponga un “No” a los acuerdos firmados por el gobierno y la guerrilla de las FARC también está presente. Muchos de estos colombianos residentes en París no podrán votar en el plebiscito del 2 de octubre porque su cédula no está inscrita en el consulado. Por eso, en el atrio de los Derechos Humanos, hicieron sentir su “Sí” dentro de una urna simbólica en la que en lugar de la clásica papeleta del sufragio depositaron una gruya en origami según los dictados de un mito japonés que asegura que para que los dioses concedan un deseo muy anhelado –como la paz, en este caso– hay que armar mil de estas aves en papel y ofrendarlas. “Así como es de complicado construir la paz, es hacer estas gruyas. Pero se logra”, dice feliz Alejandra Tobón, a la cabeza de esta iniciativa.

Como muchos colombianos y amigos franceses de Colombia, el deseo de las personas reunidas en la Plaza del Trocadéro es poder asistir al final de una guerra que se remonta a los inicios del país como república, que recorrió el siglo pasado e inauguró el presente. Y que uno de los actores de esa guerra atávica, las FARC, renuncie a ella a cambio de transformaciones que el país necesita es ya un muy buen comienzo para transitar hacia la paz de la que los colombianos no tienen memoria.

“Sería ilógico que ante la posibilidad de lograr reformas democráticas e incluyentes haya gente votando por el ‘No’. Hay que votar por el ‘Sí’”, asegura mientras deposita en la urna su gruya en favor de la paz Karim Velasco, un estudiante que como todos los jóvenes colombianos nacieron en un país que ya estaba en guerra.

Sin duda, nadie mejor para defender la paz que una víctima de la guerra, como Adair Lamprea, secuestrado por las FARC junto a Ingrid Betancourt y luego obligado al exilio por las amenazas de muerte de los paramilitares de extrema derecha. Incansable, Adair promueve el ‘Sí’ a los acuerdos y llama a la reconciliación entre los colombianos enfrentados a muerte durante décadas. “Para mí este acuerdo es lo más grande que puede existir porque nos lleva a que mis hijos, mis nietos, las futuras generaciones puedan vivir lo que yo no viví. Lo que generaciones enteras perdimos por estar pensando en la guerra que ha puesto muchos muertos. La mayoría campesinos porque los que la patrocinaban estaban detrás, en las grandes ciudades, en un escritorio o viéndola por televisión. Yo voto ‘Sí’ porque no quiero ver más muertos”.

Nueve procesos de paz están escritos en la historia de Colombia. Algunos frustrados y con final infeliz. Todos esos procesos de paz han tenido enemigos que también están presentes en el histórico momento actual en el que Colombia decide su futuro. De ahí la importancia de que el país del ‘Sí’ apoye los acuerdos firmados, opina Rodrigo Restrepo, exmiembro del M-19, la guerrilla que hace 26 años adelantó un proceso precursor a la paz de hoy y cuyo líder máximo, Carlos Pizarro, fue asesinado 45 días después de la firma de esos acuerdos cuando iba dentro de un avión a su primer acto de campaña como candidato presidencial. “El sector que hoy está en contra de los acuerdos y de la paz siempre ha estado detrás de las rupturas y de los fracasos anteriores. Es un sector que se beneficia de la guerra y que llevó al narcotráfico al poder. Para pasar a otra página de la historia, el pueblo colombiano tiene que decirle ‘Sí’ a los acuerdos de paz y con ello derrotar a esos enemigos que auspician, alimentan y extienden el conflicto”, opina Restrepo.

Que nunca se vuelva a repetir la guerra demencial en Colombia. El 2 de octubre el país dirá “Sí” o “No” a esa posibilidad.
 

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