El modelo de Maduro cruje ante la caída del petróleo

Confrontado a la fuerte caída del precio del petróleo, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció el viernes un plan, inédito desde la llegada del chavismo, para recortar el gasto público. En Caracas hablan de medidas “populistas” que no frenarán la inflación galopante.

Tras la decisión de la Opep de mantener estable la producción de petróleo, Nicolas Maduro se vio obligado a anunciar ajustes de gasto público. REUTERS

El presidente Nicolás Maduro, para quién Venezuela está “en condiciones de resistir la baja del petróleo” incluyó en el paquete de recortes la reducción de los sueldos de altos funcionarios y la creación de una comisión para “la racionalización y reducción del gasto público”.

Pero a pesar del mensaje todo indica que el gobierno siente muy de cerca la amenaza de la caída de los ingresos fiscales y en consecuencia la disponibilidad de divisas, que en el 96% dependen de la exportación de crudo. El barril caribeño perdió un tercio de su valor en lo que va del segundo semestre 2014.

Según el mandatario, solo se salvarían de los recortes el gasto social en gran parte financiado por el oro negro, como los planes de construcción de viviendas y la venta de alimentos subsidiados.

“Maduro recordó que el presupuesto de la nación se calcula a un precio de 60 dólares por barril, que en teoría, con un precio de mercado actual de 68, cubriría los gastos. Pero la realidad es distinta”, explica desde Caracas la corresponsal de RFI Andreina Flores: “los créditos adicionales que se piden durante el año a la Asamblea Nacional duplican prácticamente el presupuesto inicial. Según los economistas, el precio real que cubriría el gasto público venezolano rondaría los 90 dólares por barril”.

La caída del precio del bruto coincide con una coyuntura particularmente adversa para Caracas que acumula miles de millones de dólares en deudas comerciales con proveedores internacionales de bienes esenciales como alimentos o medicinas, que Venezuela debe importar. Estas deudas explican la escasez de al menos uno de cada cuatro productos básicos.

“Ante esta baja del precio del petróleo, otra opción hubiera sido devaluar una vez más el bolívar, la moneda local -agrega Flores- pero el gobierno sabe que es un acelerador de la inflación, en un país donde ya, en lo que va de año, los alimentos han aumentado en más del 100%.”

Descreimiento en Caracas

Tras el anuncio de los recortes presupuestarios, los habitantes de la capital hablan de “medidas populistas” según otro corresponsal de RFI en Caracas, Julián González. Laura Jiménez, dueña un kiosco en la zona oriental de la capital, le dijo que la mayor recaudación que esperan por aumentos de impuestos son una gota de agua: “El gobierno hizo un presupuesto con el barril arriba y así y todo sufrimos mucho. Yo no compro más refrescos, ni galletas, ni carne, que ya eliminé de la canasta por el precio. Ahora, si el barril baja, no lo van a poder compensar solo con el impuesto a los cigarrillos y a los licores que anunciaron.”

Una florista, que gana 9000 bolívares, es decir el doble del salario mínimo, se mostró enojada por el tren de vida que llevan los miembros del gobierno: “El gobierno va a tratar de dar el ejemplo, verbalmente, para que la gente crea que van a sacrificarse por el país. Pero eso es mentira. Tal vez harán recortes en ministerios no importantes, como el de la Alegría, pero ¿usted cree que van a dejar de viajar, comer y comprarse sus cosas?”

La exasperación de los venezolanos se basa en buena parte en una inflación no asumida por el Banco Central que no reporta cifras desde hace tres meses. El último dato fue publicado a fines de agosto: 63,4% anualizado. Los venezolanos sienten día a día cómo el bolívar se vuelve humo en sus bolsillos.