¿Cómo queda la imagen de Morales después de derogar el gasolinazo?
La decisión del presidente boliviano de dar marcha atrás en el aumento de los combustibles es ponderada por quienes estiman que escuchó al pueblo y criticada por los que consideran que menoscaba la credibilidad el mandatario. Mientras la calma retorna a las calles, para el Gobierno queda pendiente cómo frenar las millonarias subvenciones que el Estado boliviano destina al carburante. El informe de la corresponsal de RFI en La Paz.
Primera modificación:
Por Gabriela Orozco
Protestas violentas en cinco ciudades del país, alzas desmedidas y especulación de precios en los mercados, paros contundentes del trasporte público y masivas manifestaciones, se generaron durante cinco días continuos en Bolivia antes de que el presidente Evo Morales anulara el decreto que subió el precio de los combustibles hasta en 83 por ciento y diera también marcha atrás en el incremento salarial de 20% para tranquilizar a la población.
Si bien la anulación de la medida ha comenzado a estabilizar los precios y ha frenado las anunciadas manifestaciones y huelgas, queda en la población un sentimiento de inevitable desconcierto y preocupación por lo que vaya a suceder.
Surge la duda: ¿cómo frenará el gobierno el millonario gasto que hace el Estado boliviano, desde hace un quinquenio, subvencionando combustible importado?
¿Y qué después de la anulación del gasolinazo?
El presidente, quien acepta que no es el momento oportuno para la aplicación del decreto 748, sostiene que se necesita “nivelar las tarifas del diesel y la gasolina”, dejar de subvencionarlos e incentivar su producción, para evitar “colocar a Bolivia al borde del abismo económico.”
El problema de fondo, según Morales tiene que ver con que “ninguna empresa petrolera está interesada en invertir en Bolivia para vender el barril de petróleo en US$ 27, de ahí la importancia de tomar medidas previsoras”.
Hace cinco años el gobierno congeló el precio del barril de petróleo en 27,11 dólares, mientras que en el mercado internacional llegó a costar 91 dólares. “La medida desincentivó la producción de petróleo y las 15 empresas extranjeras que operan en el país prefirieron explotar gas”, explicó a los medios de comunicación el ministro de Hidrocarburos Fernando Vincenti.
Lo ocurrido desnuda, en opinión de los expertos, un serio problema económico que aún no encuentra solución. Para la oposición e incluso para algunos dirigentes sindicales, ex aliados de Morales, se descubre la cara neoliberal del gobierno de Evo Morales, al pretender que esos precios se regulen a través del mercado internacional. “¿El pueblo les mandó a imponer un gasolinazo tan brutal, irracional, soberbio y neoliberal? ¿Por qué tienen que recurrir, como todos los gobiernos anteriores, a descargar sus fracasos sobre las espaldas de la población?” reza una carta enviada al palacio de gobierno.
¿Cómo queda la imagen de Evo Morales?
Para la diputada oficialista Rebeca Delgado “ésta era más bien una medida que quería romper con estructuras neoliberales adoptadas en el pasado y Evo Morales sale fortalecido al demostrar que escucha al pueblo”.
La investigadora Gloria Ardaya, quien no recuerda que en materia de política pública, un gobierno se haya dado la vuelta tan rápidamente, considera que fue una medida precipitada que “pone al desnudo el fracaso de la nacionalización de los hidrocarburos” y mella la confiabilidad de la población en Evo Morales. “Fue un autogolpe a la credibilidad y a la eficiencia”, concluyó. La nacionalización de los hidrocarburos fue una de las medidas más importantes que el gobierno de Evo Morales realizó hace 5 años atrás.
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